Martos se enmarca en la comarca de la Sierra Sur, rodeada de un bello y característico paisaje en el que el olivar se erige como el auténtico protagonista: Se extiende por la llanura y las suaves lomas hasta confundirse con el horizonte.
La vida de sus habitantes está íntimamente ligada al olivo, tan importante no solo para su economía, sino para su propia identidad cultural.
La presencia del olivar en el término municipal marteño se remonta las primeras comunidades agrícolas del territorio. Ya en la época romana el aceite, junto a la vid y el cereal, constituía la base económica de la zona. A partir del siglo XIX se intensifica su cultivo, desarrollándose de forma extraordinaria la industria aceitera. Esta riqueza supuso la llegada del ferrocarril a Martos, principal vía para la exportación del aceite de oliva. De hecho, dio nombre a esa conexión, el tren del aceite
La ciudad tiene numerosas cooperativas que producen aceite, almazaras, extractoras de orujo, envasadoras, laboratorios… que han incorporado los últimos avances tecnológicos que han hecho que la industria aceitera avance y sea cada vez más competitiva.
Esta importancia económica y cultural hizo que en el año 1981 se celebrara la primera Fiesta de la Aceituna como homenaje a todas las personas que, generación tras generación, han cultivado este milenario árbol. Desde entonces, cada 8 de diciembre se conmemora la recolección de la aceituna con todo tipo de actividades culturales, turísticas, deportivas… para resaltar la importancia del olivar y de su fruto en nuestra cultura ancestral.